domingo, 19 de enero de 2014

Que morro tiene la gente..!

Una de las cosas que más claro tenía al montar la peluquería eran los precios.

Tenía muy claro que los quería baratos, pues la situación no esta para exigir cachés. Así que mis precios los calculé pensando en lo que yo estaría dispuesta a pagar por cada servicio.

Creo que no te he dicho que antes de abrir Turmalina Negra estuve casi cuatro años en el paro, y sé perfectamente lo que es intentar llegar a fin de mes; además, mi trabajo no es precisamente algo indispensable para vivir. Y creo que el resultado en calidad/precio de mi pelu es muy asequible a casi cualquier bolsillo.

Pues bien, hace unos días se me presentaron dos chicas en la pelu preguntando por el precio de las mechas. Yo les dije el precio y les expliqué que les entraba también la mascarilla y el masaje capilar. A lo que una de ellas me respondió:
- En la peluquería de aí detrás me lo hacen 5€ más barato.

Yo no sé que productos gastan en otras peluquerías, pero desde luego que yo no voy ha bajar mis precios por un comentario así.
De todas formas me cogieron turno.
Cuando vinieron a su cita, una de ellas volvió ha intentar que le bajara el precio, evidentemente me negué y le expliqué que si no podían pagarlo que fueran a esa peluquería... Pero al final una se hizo las mechas. Cabe decir que fueron de media cabeza.

A los pocos días la regateadora volvió diciendo que a su hermana no le había hecho mechas por debajo. Pero ellas no querían pagar mechas enteras y al final pidieron medias. Qué me exigía ahora? bastante con que le sequé el flequillo a pesar de que querían que se lo secara todo liso sin pagarlo...
Además quería que le diera cita para un lunes (yo los lunes cierro por descanso), y le dije que sólo abria para casos urgentes, que si no podía venir el martes o el sábado anterior. Sabes que me contestó? que era su cumpleaños y que su novio venía a verla, que quería estar guapa para él y por supuesto era urgente!

Jajajajaaj Para mi una urgencia es que la hija de una clienta viene de Italia un sábado por la noche, se marcha el martes por la mañana y le encantaría que le atendiera porque en Milán es muy cara la peluquería... O porque una clienta trabaja en hostelería de martes a domingo y sólo puede venir el lunes...

Volviendo a la conversación, y después de aclarar el turno, me pidió precio de retoque de color (el retoque es sólo en patillas y zona de arriba, por donde se abre la raya) y mechas por toda la cabeza en pelo largo. Le dije el precio total, pero me insistió en que la otra peluquería se lo hacían 10 o 15 euros más barato. A todo esto cuando ya casi estaba claro, ya no quería un retoque de color, ella lo que quería era tinte y mechas por todo, y su pelo era largo, rizado y con mucha mata.

Uff! El precio ya cambiaba y no quería pagarlo, pero sí quería el servicio... Que ella vendría con sólo 30€ y que se lo hiciera todo!
Qué? No, no, no... Pensé...

-Perdona, si no me pagas el servicio completo no te lo puedo hacer todo. - Le contesté ya picada. -Y si tan barato te lo hacen en esa peluquería ves allí, pero yo no puedo hacer rebajas, y si lo quieres más barato aún, puedes ir a la academia de peluquería....
-Bueno, pues apúntame el sábado por si acaso, y mañana pasaré a confirmar lo que me hago y si al final vengo o no.

Espero que nadie se tome a mal mi manera de responderle, pero es que cada vez quería más cosas, a un precio de risa que ella misma imponía, y yo no puedo regalar servicios...
Soy empresaria, vale, pero también estoy ahogada de gastos, que hace dos meses que he abierto y aún no sé si llegaré a pagar las deudas que tengo cada mes.

Aún me sorprendo al pensar que la gente pueda tener tanto morro, y ¿para qué? al final canceló la cita...

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